Políticamente incorrecto
La transfiguración de un militar: ¿por qué se convierte
en Sicario?
Por Carlos Arturo Moreno
Psicólogo Social y Psicoterapeuta Existencial
Leer el periódico se ha convertido en la oración matinal del hombre moderno dijo alguna vez Hegel (o del hombre posmoderno diría Lyotard).
¿Por qué se lee el periódico? Infinitas respuestas como infinitos lectores, algunos lo compran para verse en la foto que le tomaron en el Antro, otros porque andan buscando chamba. Para muchos se ha convertido en un ritual; estar informado del acontecer diario de la República resulta para unos un imperativo categórico, para otros la oportunidad de tener un tema de conversación, o simplemente los hay que afirman que leer el periódico lo hacen por un simple acto hedonista.
¿Cuál es la representación social que se tiene sobre el periódico y su uso? fenomenológicamente no podríamos abarcar la cuestión, nos queda grande el asunto, el lector y su periódico forman una simbiosis perfecta, una relación de amor-odio: te compro, me insultas, te leo, te tiro, te levanto, me vuelves a insultar, decido ya no comprarte, no te leo dos o tres días pero me doy cuenta de que no aguanto una existencia sin ti y vuelvo a comprarte, y así ad infinitum, cumpliendo la maldición de la "compulsión-a-la-repetición" freudiana, esa dialéctica perversa, retorcida, sadomasoquista, vete, regresa, te amo, esfúmate, allí te quedas, compláceme, infórmame…
La nota predominante en estos últimos tiempos ha sido "La Lucha contra el Narcotráfico" que ha sido duramente criticada por sus ineficaces operativos de inteligencia, 17,500 muertos en los últimos tres años, juntos, todos revueltos, civiles, narcos, soldados, sicarios, niños, niñas, señoras.
Históricamente la lucha en cuestión de estupefacientes había sido, por decirlo de alguna manera, entre "buenos" y "malos", o léase también entre "guardianes del orden" contra "desestabilizadores del sistema". No había confusión: los malos estaban en un lado y los buenos en el otro lado, al puro estilo maniqueo.
El orden establecido que imperaba en nuestro México sufrió una crisis de identidad, (como todo en esta época posmoderna), los buenos, que antes se encargaban de cuidarnos, de protegernos, de luchar contra las fuerzas imperiosas del mal sufrieron una metamorfosis kafkiana y se fueron al otro bando, allá, con los malos, con los asesinos, con los sicarios. Un día despertaron y decidieron liberar su verdadero yo; "renunciaron" a su cargo, ya no quisieron encarnar nunca más la ley y el orden.
¿Qué hay detrás de ese cambio tan drástico? ¿porqué el humano que juró imponer la ley y el orden cambia de aires y decide experimentar la transubstanciación convirtiéndose en lo que con tanto empeño juzgaba, contra lo que luchaba?, su sentido de vida trasmutó radicalmente; lo que antes era una virtud y digno de admiración, se convirtió en lo más ruin, despreciable, escoria de la sociedad.
¿Al servicio de qué está esa metamorfosis? ¿será cierto que "con dinero baila el perro"? ¿todos tenemos un precio? ¿qué pasó? ¿porqué "Juan Domínguez", que antes era un buen soldado de pronto engrosó las filas del brazo armado de algún cártel de moda? ¿el trato diario con los guardianes del Orden lo orilló a tomar esa decisión? ¿qué motivo latente o inconsciente hay detrás de todo esto?
Recurramos a Laplanche - Pontalis (Diccionario de Psicoanálisis) y allí encontramos la respuesta: lo que sucede con los que antes eran buenos y ahora los vemos en el bando de "los malos" es la presencia de un mecanismo de defensa denominado FORMACIÓN REACTIVA; este mecanismo consiste en vivir bajo una conducta socialmente aceptada para contrarrestar un deseo reprimido.
¿Y qué con eso? bueno, trasladándolo al caso que nos compete resulta que existe un policía, que en su adolescencia siente la inclinación por hacer el bien a la comunidad, y se forma como guardián del orden, procurador de la ley y la justicia, pero el dato que aquí está haciendo la diferencia es que su conducta la podemos ver como una "virtud-moral-llevada-al-extremo" (Laplanche), es decir, cuando veamos a una persona exageradamente buena, noble, sonriente, servidora de los demás, que juraríamos que no rompe ni un plato o que no mata ninguna mosca, que daría su vida por una noble causa, todos estos síntomas nos llevarían a sospechar de que se trata de una persona que está utilizando este mecanismo de defensa llamado "formación reactiva" en donde su verdadero deseo inconsciente es todo lo contrario a las manifestaciones socialmente bien vistas que lo caracterizan, pero como le asusta su propio deseo lo transforma en lo contrario y se vuelve una persona que encarna todas las virtudes habidas y por haber de nuestra civilización, insisto, de una manera exagerada.
Tenemos pues que el policía no entró porque era "bueno por naturaleza" y "quería hacer el bien a los demás" entró a esa profesión más bien impulsado por sus fantasmas, por sus demonios internos que no lo dejaban en paz, esos deseos inconscientes socialmente no aceptados los transformó en lo contrario, pero ¿hasta cuándo va a soportar ese juego perverso? llega un momento en su vida en que no soporta más esa carga y explota, se convierte en lo que realmente era desde un principio, se convierte en lo que realmente había en su alma, en su inconsciente, en su corazón, un matón a sueldo, un sicario, un gandalla, un perverso. Y lo mismo pasa en cualquier otra profesión que se aprecie de portar las virtudes más excelsas de la humanidad, por ejemplo el clero, todo lo escrito aquí bien se puede acomodar para explicar la pederastia que tanto mal ha hecho a la sociedad, y para muestra tenemos al Padre Maciel.
Formación Reactiva como síntoma de una Sociedad perversa que lleva acabo ese triste juego de la moral llevada al extremo y sus nefastos resultados. Esta es la explicación del porqué constantemente vemos en el periódico que el que se preciaba de ser el guardián del orden ahora forma parte de de la Nueva Genealogía del Poder; hace realidad su verdadero deseo, allí donde alcanzábamos a leer justicia, ley, normas, civilización, ahora se lee muerte, dinero, sexo desenfrenado, drogas. Por eso "Juan Domínguez" ya no es el mismo, ahora se le ve en una Lobo, con unas amistades muy raras, y así día con día desertan más y más y se van unos con Los Zetas, otros a La Familia, o con Los Negros, con La Línea, o con Los Linces. Un dato más para poder leer la posmodernidad y la Insoportable levedad del Ser.
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Lic. Alberto De la Rosa Olvera
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