Y es que la movilidad que tuvo este legislador en las últimas semanas, reflejó cierta desesperación al saturar a la clase política y social por todos los medios que le fueron posibles y como ejemplo tenemos los telefonazos constantes a su lista de invitados para recordarles de su ceremonia del día de ayer.
Este acto, fue muy similar a los informes legislativos que realizaba José Rosas Aispuro Torres cuando era diputado federal priista y su intención era influir entre las clases políticas y sociales del estado, como una forma de ejercer presión en la nominación de la candidatura al gobierno del estado.
Esto mismo hizo el barón de Sauces. Tanto en Durango como en Santiago Papasquiaro, reunió a la crema y nata de su partido así como de la sociedad civil pero no deja de verse la desesperación que lo corroe por un par de disyuntivas que tiene en su contra y que pueden ser fatales para su futuro político.
La primera constante desfavorable que tiene López Pescador, es sin lugar a dudas, que no forma parte de la nueva clase gobernante y más todavía, porque está bajo sospecha del actual gobernador porque le ha jugado dos travesuras. Una fue a finales del 2006 en donde el canatleco comenzó a moverse pues consideraba que Herrera Caldera, no iba a levantar como prospecto a la presidencia municipal de Durango y él mismo se vio como un posible candidato emergente.
Después en 2009, Ricardo, se lamentaba de que no traía el suficiente dinero en su campaña para diputado federal, en comparación de quien en esa contienda era su compañero candidato al cuarto distrito y finalmente, en los comicios de 2010, casi no se vio el activismo del diputado por el primer distrito, siendo afectado de sospecha al igual que el senador Ricardo Pacheco.
López forma parte del legado de Ismael Hernández Deras, pero no olvidemos que fue éste quien lo vetó de la coordinación de la bancada de los diputados federales del PRI por Durango porque empezó a presionar que él merecía este nombramiento y su protagonismo le abrió paso a Yolanda de la Torre.
El segundo factor que tiene en contra Ricardo López, al menos en su aspiración por la presidencia municipal de Durango, es que se enfrenta al impulso a las nuevas caras, las cuales forman parte del proyecto generacional ideado por la dupla Ismael-Herrera Caldera, cuyas piezas podrían orillarlo al ostracismo político.
Por ejemplo, existen tres delfines apuntados en la carrera rumbo a la alcaldía de Durango, entre los que figuran en ese orden prioritario: Esteban Villegas, Otniel García Navarro y Manuel Herrera Ruiz. Ellos sí forman parte de la clase gobernante y gozan del afecto de los mandones, detalle que aniquila los argumentos de experiencia, militancia y trayectoria.
En este sentido, Ricardo López ya sostuvo un round de sombra con las nuevas caras, específicamente con El Meño Herrera, quien estuvo a un ápice de ser el candidato a la alcaldía y cuando su paisano estaba siendo placeado, Ricardo, alzó la mano pues aducía que el ex dirigente estudiantil carecía de experiencia para pretender ocupar tan importante cargo y quizá esta revoltura que provocó hacia el interior de su partido, finalmente vino a beneficiar a Soria Ramírez, que representaba el punto de equilibrio entre la trayectoria y la juventud.
Con todo este entorno, podemos darnos cuenta del por qué del deseo obsesivo de Ricardo López en hacerse notar con poder de convocatoria; de exhibir su nicho de influencia en las estructuras tricolores y de la sociedad y todo para mandar un mensaje al grupo en el poder que no le es conveniente que lo releguen ni menosprecien, de lo contrario, podría ser elevado el costo político el dejarlo fuera de las definiciones venideras.
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