En todos lados se comentaba acerca de la salida de Rosales Badillo del gabinete de Jorge Herrera Caldera y todo, porque se había ungido como el hombre más influyente de la entidad por haber sido el arquitecto jurídico del grupo en el poder, al formular una gran variedad de reformas legales que estuvieron a la medida no de los reclamos sociales sino de las exigencias de la cúpula, en cuanto al ejercicio pleno del poder se refiere.
Tengamos en cuenta que este distinguido litigante, tejió una serie de reformas legales para tener el control de los organismos electorales; de la procuración de justicia; de la asignación de alcaldes ante las ausencias definitivas y la más reciente, el cambio radical en el mando de la Universidad Juárez. Todo esto sin contar la defensa de los triunfos electorales de las posiciones del Revolucionario Institucional.
Sin lugar a dudas, esta funcionalidad vino a provocar dependencia de Jorge Herrera hacia Rosales Badillo, tanto así que tuvo que echar mano de él para tenerlo en el cargo de mayor importancia en la estructura gubernamental y la percepción era para que mantuviera el orden al interior de su equipo de trabajo, gracias a su recio carácter pero la realidad, fue que su arribo a este puesto fue con el objetivo de frenar las aspiraciones que por él tenían Jorge Herrera Delgado, Jaime Fernández Saracho y Apolonio Betancourt Ruiz.
Sin embargo, todo hace parecer que Rosales Badillo, era visto por muchos como el segundo hombre más importante después del gobernador; una especie de vicegobernador y por eso su renuncia generó una enorme estela de especulaciones.
Tan sólo en las redes sociales, como Twitter, los usuarios comentaban que su salida había sido producto de las presiones de José Ramírez Gamero y para tenerlo de su lado, el mandatario estatal, había decidido cesar al abogado de sus funciones.
Otros comentaban que por fin Herrera Caldera, se estaba desprendiendo del lazo que lo une con Ismael Hernández Deras y en cambio, lleva a manejar la política interna a un ingeniero identificado con Guerrero Mier como es el caso de Héctor Vela, lo cual representaba que ahora sí, Jorge, iba a imprimir su propio sello de gobernar y que conforme pasara el tiempo, se iba a empezar a desgranar su 'mazorca' o sea, que caerían sus piezas colocadas aquí y acullá.
También se empezó a decir que fueron por razones de seguridad y muchas cosas más pero en realidad, a mi modo de ver las cosas y más porque he tratado de cerca al abogado Hugo Rosales en diferentes circunstancias, considero que le afectó su carácter; nunca quiso quitarse el uniforme de litigante forjado en un foro de choque, confrontación, controversia y vencer a los rivales en juicio con todos los elementos legales habidos y por haber. A los actores políticos y sociales con quienes se sentaba a dialogar los veía como rivales en un juzgado y no en una mesa de acuerdos políticos. En cambio, Héctor Vela, representa el otro extremo que es calmado, conciliador y sobre todo, político hasta el tuétano.
Por todo esto, la percepción es que Rosales Badillo vuelve a su estado original, o sea, a ser operador jurídico-político tras bambalinas, atendiendo las cuestiones del PRI y sobre todo en velar por el óptimo trayecto de los delfines del grupo en el poder como Esteban Villegas, Manuel Herrera y Otniel García. También estará al tanto de las reformas que se necesiten así como atender su despacho, en donde sobresale su sociedad con Gisella Rubach, al brindar consultoría jurídica a los candidatos a gobernador de diferentes entidades.
No obstante, el devenir de este sobresaliente profesional del derecho, sólo el tiempo lo dirá y conforme sea su actuar y la permanencia de su gente cercana en las principales esferas, nos confirmarán si hubo o no un rompimiento con el mandatario estatal.
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